1Re 19,16b.19-21: Después partió, fue detrás de Elías y se puso a su servicio
Sal 15: Señor, Tú eres la parte de mi herencia
Gal 5,1.13-18: Háganse servidores los unos de los otros, por medio del amor
Lc 9,51-52: El que ha puesto la mano al arado y mira hacia atrás, no sirve para el RdeD
En la 1ª lectura, Eliseo sigue a Elías y se pone a su servicio. Por eso recomienda San Pablo: “háganse servidores los unos de los otros por amor”. El Evangelio dice: “el que ha puesto la mano al arado y mira hacia atrás, no sirve para el RdeD”. Hay que ser capaces de asumir las consecuencias de nuestros actos, decisiones y elecciones, ‘hasta las últimas consecuencias’. En eso consiste ser un discípulo de Jesús: ser consecuentes con nuestras decisiones. Para ser discípulo de Jesús hay que cumplir 4 condiciones:
1. Soportar el rechazo. Jesús reprende a sus discípulos, porque el RdeD no se construye con violencia. Por ej: en los ‘países reprimidos’, como el nuestro, el Estado Benefactor castiga al productor, al empresario y al emprendedor, con impuestos, a punta de pistola, es decir, con violencia. Pero un país de paz no se construye con violencia. La violencia es un acto inmoral…
2. Vivir desapegado. Identificarse exclusivamente con algo, sea persona, arte, idea, pensamiento o cosa, puede proporcionar una satisfacción pasajera y dar un sentido parcial y engañoso a la vida. El apego es el cáncer del alma, una esclerosis múltiple. ¿Cuáles son tus apegos? Apegarse no es aconsejable. Por eso el Señor dice: “el hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza”. Es bueno mantener la distancia para salvar nuestra libertad.
3. Romper con el pasado. Dice la frase: “el pasado no existe, el futuro es sólo un sueño. Hagamos de este día el mejor día”. El secreto está en hacer de este día el mejor día. Mientras es de día es posible sacar la mejor versión de ti mismo. Por eso dice Jesús: “dejen que los muertos entierren a sus muertos, tú ve a anunciar el Reino”, y “el Reino es cuestión de justicia, paz y gozo en el E. Santo”.
4. Tomar una decisión irrevocable. Hemos elegido ser católicos (ya pusimos la mano al arado) y, por tanto, hay que atenerse a las consecuencias. No hay excusa. Dice el Señor: “quien se compromete con algo y mira hacia a tras, no sirve para el RdeD”. El Reino ‘no es para mediocres’ sino para ‘seres decididos en la vida y convencidos de su fe’.
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