Dt 30,9-14: El Señor, tu Dios, te dará abundante prosperidad en todas tus empresas…
Sal 68: Busquen al Señor y vivirán
Col 1,15-20: Cristo Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda la creación
Lc 10,25-37: Ve, y haz tú lo mismo
En la 1ª lectura, Moisés dice: “el Señor te dará abundante prosperidad en tus empresas…” si cumples sus mandamientos y los practicas. En la 2ª el que cumplió a cabalidad es el hijo de Dios, Cristo Jesús, al constituirse “imagen de Dios invisible y primogénito de toda criatura”. En el Evangelio, ante la pregunta: “¿quién es mi prójimo?” del doctor de la ley, Jesús le cuenta el relato del Buen samaritano. Y concluye: “ve, y haz tú lo mismo”.
1. Prójimo es todo aquel que necesita de mi ayuda, pues cada persona es imagen de Dios. El ideal es, por tanto, “amar como Dios nos ama”. El samaritano no amó solo de palabra, sino que “gastó de lo suyo”. No es como el político, el abogado, el médico… Hay que ser generosos cuando ayudamos. Dice el adagio: “cuando no sepas qué camino seguir, elige el de la entrega, del amor generoso y la vida compartida. Es siempre el más seguro”.
2. El samaritano es ‘imagen de Dios misericordioso’ porque es el único que “se conmueve ante el dolor del otro”. Levinas dice: “lo más humano del hombre es desvivirse por el otro”. Sábato también dice: “¡qué poco nos ocupamos de los viejos!”. Porque vio el desastre del abandono de los ancianos. En el samaritano “es Dios que se conmueve ante nuestras debilidades” por medio de su Palabra y la Eucaristía. Nos limpia de todos nuestros pecados, nos hace mejores hijos/as suyas. Por el pecado y la ignorancia caemos en manos de los bandidos, en la desgracia y el mal.
3. Si mi prójimo es todo aquel que necesita de mi ayuda, lo que implica que yo sea generoso —asimismo este equivale a “conmoverme ante el dolor del otro”— entonces puedo tener la certeza de que “el Señor me dará abundante prosperidad en todas las latitudes de mi vida”. Esta es la gran certeza de la vida cristiana. Rockefeller, comprendió a la perfección esta situación. Un día su madre, al ver que el niño había ganado USD 1,5 le dijo: hijo, sería feliz si das la décima parte de lo que has ganado a Dios. A partir de entonces diezmó todas sus ganancias que Dios le confió. Por eso dijo: “la riqueza viene a ti cuando has realizado algo que beneficie a las demás personas…”. Así que ayudar a los demás, te puede traer muchas bendiciones y mucha prosperidad.
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