Jr 38,3-6.8-10: Hagan con él lo que quieran
Sal 39: Señor, ve pronto a socorrerme
Hb 12,1-4: Fijemos la mirada en el Señor Jesús
Lc 12,49-53: Yo he venido a traer fuego sobre la tierra
En la 1ª lectura, le dicen al rey: “hay que matar a Jeremías”, y este contesta: “hagan con él lo que quieran”. En la 2ª insiste: “fijemos la mirada en el Señor Jesús” y en el Evangelio: “Yo he venido a traer fuego sobre la tierra… y tengo que recibir un bautismo…”. Jesús se muestra apasionado por realizar la voluntad de Dios. Pero la pasión por algo exige 3 cosas para nosotros.
1. Soportar las persecuciones con la mirada puesta en el Señor. Vivir el Evangelio implica aceptar ser crucificado. Ejemplo claro tenemos lo que los cristianos están padeciendo en Nicaragua, la expulsión de las hermanitas de la caridad, etc.
2. Aceptar ser crucificado como proceso de purificación constante. El fuego tiene la cualidad de purificar. El crisol es un recipiente donde se purifica el oro. San Pablo, aunque Dios se le reveló en el camino a Damasco, tuvo que hablarle de nuevo. Esta vez la voz le dice: “tu has tenido la Palabra durante 4 años, pero has comunicado a muy pocos la luz. Hasta la Palabra de Dios debe venderse a la gente, de lo contrario no la oirán. ¿Acaso no enseñé en parábolas? Pocas moscas podrás cazar con vinagre. Vuelve a Damasco y busca al vendedor más grande del mundo. Si vas a esparcir mi palabra por el mundo, que él te enseñe el camino”. Se necesita aprender estrategias para llegar a más gente.
3. Tener presente que el bien triunfará y la voluntad de Dios se cumplirá. Un anciano de 70 años viajaba en la Tranvía. Iba leyendo la Biblia. A su lado iba un joven también leyendo, pero un libro de ciencia. El joven criticó a la Biblia y el anciano le preguntó: ¿es eso lo que dicen los hombres de ciencia sobre la Biblia? El joven, como debía bajarse, le pidió su dirección para enviarle libros de ciencia. En la tarjeta decía: Prof. Dr. Luis Pasteur. Director General del Instituto de Investigaciones Científicas, Universidad nacional de Francia. El joven se avergonzó de sí mismo.
La presunción, la crítica, el contradecir, la blasfemia, han de ser eliminados de nuestra vida, para que el bien, la vida y la verdad triunfen, por medio de nuestro testimonio de fe; y que la voluntad de Dios se cumpla en nosotros.
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