2Re 5,10.14-17: Ahora conozco bien que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel
Sal 97: El Señor manifestó su victoria
2Tim 2,8-13: Si somos constantes, reinaremos con Él
Lc 17,11-19: ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?
La 1ª lectura proclama: “Ahora conozco bien que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel”. En la 2ª, Pablo le dice a Timoteo: “Si somos constantes, reinaremos con Él”. En el Evangelio preguntó Jesús: “¿ninguno volvió a dar gracias a Dios sino este extranjero?”. Esto nos exige 3 cosas:
1. Proclamar nuestra fe. El otro día, los colectivos de Potosí le hicieron la vida imposible a una mujer que defendió la vida… ¿En qué mente cabe que matar a un inocente es lícito? La vida es propiedad de Dios; nadie puede atribuirse autoridad sobre ella. Pero en ese contexto tan adverso hemos de proclamar nuestra fe al igual que aquella mujer. De lo contrario ¿para qué tenemos la Biblia? Hemos de leer y aplicar lo que dice. Eso cambia la vida y nos da coraje para proclamar nuestra fe, cueste lo que cueste. ¿Por qué? Porque “somos lo que elegimos ser”.
2. Ser constantes. Un hombre que era afecto al alcohol, me dijo: “padre, creo que el demonio me agarró por el alcohol”. Siempre que intento dejarlo, una y otra vez caigo. En verdad, nadie cae en el pecado. Peca el que quiere pecar. Siempre ocurre como en tiempos de Moisés, cuando la gente quería volver a los viejos hábitos de Egipto… Por tanto, hemos de ser constantes en los buenos hábitos, para “reinar con Él”. Quizás convenga escuchar a Samuel Smiles, que dice:
“Siembra un pensamiento y cosecharás un acto, siembra un acto y cosecharás un hábito, siembra un hábito y cosecharás un carácter, siembra un carácter y cosecharás un destino”.
¿Quieres ser constante en lo que implica ser católico? Aplícate a los buenos hábitos.
3. Dar gracias a Dios. Una mujer me dijo: “padre, me siento desgraciada… Es como si hubiese perdido el hilo con la cual estoy tejiendo…”. La vida no es fácil. Es verdad. Pero, a su pesar, hay que volver a encontrar el hilo de la vida. Y ¿cómo encontrar ese hilo? Siendo agradecidos. No perdamos la memoria. Tenemos muchas cosas por las que agradecer a Dios:
Viniste a Misa, tienes para comer, tienes un esposo/a que se preocupa por ti, tenemos amigos/as, podemos dormir en una cama calientita, gente que nos quiere, que cree en nosotros, etc.
Agradezcamos a Dios por todo lo que tenemos.
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