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GASPAR DE LA CUEVA… LA PERFECCION EN LA ESCULTURA COLONIAL


Una vez que España conquisto y sometió a los pueblos indígenas de América procedió a eliminar sistemáticamente las manifestaciones culturales de los pueblos americanos y en su lugar se implanto en definitiva, el elemento social y cultural de España en el nuevo continente.


El arte colonial es el arte que se desarrolló en el Continente Americano durante el periodo de ocupación española hasta que esta misma logro su independencia (Aproximadamente entre los años 1524 hasta 1810). Este Arte es el producto de la imposición de formas de vida Europea a los pueblos indígenas.


Con el establecimiento de las colonias en América y la expansión de la Iglesia en el territorio recién conquistado, surgió la necesidad de contar con imágenes devocionales, que además de decorar los recién construidos templos y conventos se acercaran a las formas humanas de una manera natural, y que al mismo tiempo sirvieran en las ceremonias religiosas populares, como fueron las procesiones


La elaboración de esculturas en el siglo XVI, estuvo reglamentada por el Concilio de Trento (1545- 1563), que entre otras cosas se opuso a las representaciones paganas y fomentó una representación de las imágenes sagradas más exacta; se estableció el concepto del decoro, que debía servir de guía a pintores y escultores.


El artista debía inspirarse en textos aprobados por la iglesia y ser supervisado por ella. También, a través de los concilios, la Iglesia dejó en claro su petición de no hacer de las esculturas fetiches religiosos; las representaciones o imágenes devocionales debían ser un medio para el culto hacia los santos, cristos o vírgenes y no un fin en sí mismas.


Es así, que encontramos en la historia de la Escultura, a un hombre que realizo un Cristo hecho a la perfección, me refiero al maestro escultor Gaspar de la Cueva, llego a la Villa Imperial en el año de 1632, después de haber sido muy requerido en Sevilla y posteriormente en Lima donde paso la mayor parte de su vida artística.


La vida le dio una vuelta y este se vio envuelto en muchas deudas y fue de esta manera que llego a caer preso por deber 970 pesos no pudo terminar un retablo que le encargo Don Alonso de Mesa para el Monasterio de la Concepción, habiéndose pagado por este trabajo la suma de 4.000 pesos.


Pero la suerte cambio al llegar a esta Villa, acompañado de su esposa y un aprendiz, los primeros en encargarle un trabajo fueron los devotos del Templo de San Agustín, los cuales encargaron tres figuras en bulto de la Santísima Trinidad.


Los trabajos encargados no le daban tiempo, en el mismo año de su llegada también se le encomendó realizar un ECCE HOMO, en el cual el artista deja su firma y la escritura del contrato. Podemos mencionar su magnificencia en su trabajo, mencionaremos algunas obras, como ser: San Francisco de Asís, Santa Teresa, San Agustín, todas estas pertenecientes originalmente al Templo de San Agustín, actualmente se encuentran resguardadas en el Templo y Convento de San Francisco, ya que después de la independencia (1810) muchos templos fueron saqueados.


Pero la obra que nos llevó a escribir sobre este artista es el admirable “Cristo de Burgos”, que según el cronista Orzúa y Vela indica en un escrito “es de tan admirable hechura que causa notable devoción y afecto, véncele todas las fauces tan al natural, que parece perfectamente un cuerpo humano, el artífice que fue insigne en su oficio, llamado Cuevas”.


Pienso que sus palabras quedaron cortas al describir esta obra de arte, de tan magnifico maestro, solo utilizo madera pura, pero debió llevarle una inspiración divina para edificar una escultura con la anatomía plena y perfecta, o tal vez la inspiración fue un cuerpo real, ya que no se puede encontrar vastos errores.


No podemos terminar este artículo, sin dar mi testimonio de la piedad y tranquilidad que refleja esta obra del hombre aquel que dio su vida por sus hijos.


Lic. Laura Paz Leaño España

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