Hch 1,1.11: ¿Por qué siguen mirando al cielo?
Sal 46: El Señor asciende entre aclamaciones
Ef 1,17-23: El poder de Dios Padre resucita a Jesús y lo hace sentar a su diestra
Lc 24,46-53: Mientras los bendecía, se separó de ellos y subió al cielo
Ascensión significa “subir por sí mismo”, en cambio asunción es “ser llevado”. La 1ª lectura cuenta de cómo los discípulos, viendo que Jesús subió al cielo, se quedaron mirando. Y unos hombres de blanco, les dijeron: “¿por qué siguen mirando al cielo?”. En la 2ª lectura, Dios, por su poder, lo hizo sentar a su diestra a Jesús. El Evangelio, también cuenta que Jesús “se separó de sus discípulos y subió al cielo”. Por eso, ascensión, significa “subir al cielo”.
Habitualmente, nosotros también ascendemos en cargos, roles, status social, fama, etc., según nuestras potencialidades. Pero, el Señor nos mostró cómo y en qué hemos de ascender. Él, después de cumplir la voluntad de Dios —su Padre— asciende a su naturaleza divina. Por lo que sus discípulos están llamados a ascender a la santidad, para compartir la condición divina de Cristo. Ese ha de ser el propósito de todo cristiano-católico. Así lo comprendieron también los santos.
Lo anterior supone un arduo trabajo direccionado hacia la santidad para ser dignos de la diestra de Dios. Es necesario “no quedarse mirando el cielo”. Hay que ponerse manos a la obra, ponerse ¡a trabajar en lo que te ha tocado, según tus opciones! Así que si eres estudiante, carpintero, ingeniero, profesor, periodista, médico, abogado, sacerdote, religioso, comience a ser el mejor que jamás ha conocido el mundo. Sólo así podrás ascender a la santidad.
Voy a recomendarte mi libro en donde, por medio de 41 Historias de Éxito de Famosos, testifico cómo hombres y mujeres, comunes y corrientes, como tú y como yo, sin escatimar esfuerzos, se han puesto manos a la obra para alcanzar sus sueños. No se han dejado llevar por la flojera, dejadez, escepticismo, duda, etc. No han vendido su consciencia a los políticos que andan prometiendo darte viviendas, bonos, regalos, etc., sin que muevas ni un solo dedo. No te dejes engañar. Ellos te quieren flojo, viviendo de limosna; te quieren ignorante, para enriquecerse… Por eso dice Fernando de Rojas: “nadie es tan viejo que no pueda vivir un año más, ni tan joven que hoy no pudiese morir”; “nadie es joven o viejo para la salud de su alma” (Epicuro, carta a Meneceo).
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